Por José Luis Perera
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SÉPTIMA PARTE -
¿QUÉ
HACER?
Y
lo que digo y propongo no es una genialidad que se me haya ocurrido a
mí, puesto que eso no es algo que suela pasarme. Lo que digo y
propongo ya lo decía Lenin hace bastante tiempo:
“Lo
más seguro, cuando se trata de un problema de ciencia social, y lo
más necesario para adquirir realmente el hábito de enfocar este
problema en forma correcta, sin perdernos en un cúmulo de detalles o
en la inmensa variedad de opiniones contradictorias; lo más
importante para abordar el problema científicamente, es no olvidar
el nexo histórico fundamental, analizar cada problema desde el punto
de vista de cómo surgió en la historia el fenómeno dado y cuáles
fueron las principales etapas de su desarrollo y, desde el punto de
vista de su desarrollo, examinar en qué se ha convertido hoy”.
(V. I. Lenin. "SOBRE
EL ESTADO". Conferencia pronunciada en la Universidad Sverdlov
el 11 de julio de 1919).
Si
se elaboró una línea política cuya estrategia central era una
lucha antimonopolista, antilatifundista, antiimperialista, como forma
de acumulación de fuerzas para crear la base para la política de
alianzas del partido y su actividad en el movimiento obrero y popular
con el objetivo de resolver la cuestión fundamental del poder; poder
popular que crearía la base económica cuya característica básica
sería la socialización de los medios de producción concentrados y
la planificación central, y hoy se está integrando un gobierno cuyo
norte es el libre mercado y se asusta hasta de construir un
frigorífico multimodal que no asustó al batllismo, allí hay cosas
para analizar.
La
realidad objetiva nos dice que no existe un sistema socioeconómico
intermedio entre el capitalismo y el socialismo, y por lo tanto no
existe un poder intermedio. El poder lo ejercen las clases
dominantes. Si bien el Partido desarrolló la teoría de “democracia
avanzada”, la misma tiene que ver con determinadas características
políticas que estamos lejos de tener. Y en este punto quisiera
transcribir unas reflexiones de María Luisa Battegazzore en lo que
tiene que ver con la categoría “democracia avanzada” en Rodney
Arismendi:
DEMOCRACIA
AVANZADA
“En
Lenin, la revolución y América Latina, un extenso estudio del
problema de las vías, la expresión “democracia avanzada” –por
lo demás, un término de raíz leninista- reviste básicamente dos
sentidos. Primero, orientación política: así habla de “partidos
y personalidades democráticos avanzados, en general subjetivamente
socialistas ...” Pero además, caracteriza un régimen
político-social que, al mismo tiempo, pueda ser camino de
aproximación al socialismo, dependiendo de las condiciones
histórico-sociales, en particular, de qué clases o sectores de
clases hegemonicen el bloque histórico. Entre los conceptos de
“régimen” y “ruta”, estado y proceso, no hay relación de
exclusión, sino contradictoriedad dialéctica”.
Y
más adelante:
“A
nuestro parecer, en el pensamiento de Arismendi, la posibilidad de
que, dentro del marco de las instituciones burguesas, un gobierno con
mayoría de las fuerzas populares alcance a configurar un régimen
democrático avanzado, deriva de las siguientes condiciones:
-
el carácter de clase del bloque social que lo impulsa y qué clase o
sectores de clase tienen la hegemonía o la adquieren en el curso del
proceso
-
el programa que efectivamente ponga en práctica, esto es, su
capacidad de tomar medidas radicales en el sentido de la
democratización de las relaciones económico-sociales y también
jurídico-institucionales, ensanchando la participación efectiva, y
no sólo formal, del pueblo en las tareas de gobierno.
-
la acción de las masas populares conscientes y movilizadas,
sosteniendo e impulsando el proceso, imprimiendo su sello y marcando
rumbos
-
una orientación al menos subjetivamente socialista, es decir, la
voluntad y el proyecto de trascender y superar los marcos del
capitalismo.
Esto
excluye el concepto estático de democracia avanzada como etapa
cerrada. Pero sobre todo implica la preparación consciente en esa
dirección, que exige modificar no sólo las relaciones económicas y
jurídicas. Es necesaria una transformación moral: educar en nuevos
valores, crear nuevos hábitos, nuevas formas de convivencia,
construir en la vida social las formas concretas de realización de
las tendencias democratizadoras, “de cara al futuro y no al
pasado”. Sería bueno recordar las conclusiones de Lenin a partir
de la experiencia del trabajo voluntario, así la forja del “hombre
nuevo” que proponía el Che. Pensamos que es en este sentido que
Arismendi habla de “los valores universales de la democracia”
En
ese sentido, difícilmente podamos hablar de democracia avanzada hoy
en día, ni por las clases que conducen, ni por el programa que se
pone efectivamente en práctica, ni por la acción de las masas
sosteniendo el proceso, ni por una orientación al menos
subjetivamente socialista, ni por una voluntad de superar los marcos
del capitalismo. Eso está claro. Pero tampoco me atrevería a decir
que estamos avanzando en democracia rumbo a una democracia avanzada.
Y
no quiero dejar de darle la importancia que se merece a la cuestión
de la “transformación moral”. Es bueno
pensar en cuales son los valores que se
están inculcando (al
interior de la fuerza política gobernante y hacia la sociedad en su
conjunto) cuando un presidente (Tabaré
Vázquez) le miente a su fuerza política y a los miembros de su
gobierno cuando decía que no estaba gestionando un TLC con
los Estados Unidos, o cuando le oculta a su
gobierno y a su fuerza política cuestiones tan relevantes como el
pedido de ayuda a Bush (pero lo cuenta graciosamente en un colegio
del Opus Dei), o cuando actuó
abiertamente contra resoluciones de su propia fuerza política (veto
a dos leyes votadas por el FA, la del aborto y la del seguro que
beneficiaba a los trabajadores). O cuando
Mujica y Astori concurren
al parlamento a decirles a los legisladores que no votaran la ley de
anulación de la impunidad que expresamente había mandatado el
Congreso, la Mesa Política Nacional y tres Plenarios Nacionales
consecutivos.
Y
es bueno plantearse estas cuestiones morales cuando quienes
actuaron de esa manera fueron
premiados con una nueva presidencia, una nueva banca en el senado o
un regreso al ministerio de economía en
lugar de ser sancionados. O cuando
el vice presidente Sendic miente descaradamente acerca de un
inexistente título que ostenta y un
Plenario lo ovaciona y santifica.
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